la escritura del dios

"Que muera conmigo el misterio que está escrito en los trigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él"

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Horrible esclavitud la de los espejos -Cees Nooteboom

La noticia que en la madrugada del viernes dejó estupefacto y sin habla al viejo Lorenzo vino de uno de los diáconos que se habían visto forzados por las circunstancias del día anterior a absolver los pecados del paranoico vulgo. En el locutorio, lo que el bisoño padre Bilardo había escuchado era de suma gravedad e importancia. Tanto así que después de sopesar su próximo paso durante toda la noche había decidido compartir los datos con él. Según la señora que había atendido, de la cual el padre prefería no dar más detalle, el fraile Sebastián era un agente encubierto. Un agente que se había introducido en el ducado por orden del Santo Oficio, de la inquisición, del Cardenal Pasculi y su círculo eclesiástico, para espiar los quehaceres teológicos que el duque Lorenzo y su hijo llevaban a cabo en la hacienda ubicada a las afueras de Huelva y recabar documentos y pruebas que comprometieran su fe. Bien, esa mujer, que reconocía la bondad de los Falques, había sido cómplice suya y por eso, después de recibir siete piezas de oro como pago por haber obtenido una información esencial, se había sentido, espiritualmente, muy mal.

lunes, 15 de noviembre de 2010

"La memoria es un jardín" (Pamuk)

Y puesto que las sospechas de Virgilio, el líder de la Orden, apuntaban a que los novicios Alfonso y Rafael habían incurrido en grave falta, agresión entre congéneres, de no ser por el aporte de Efraím, por su desmedida comprensión al final de la querella, por los sies y noes con que fue desmintiendo aquellas conjeturas que insinuaban perjurio contra la esencia de la Orden, por la ternura que sintió cuando de camino hacia la casa los maltrechos le rogaron suplicantes fuera su coartada compañera, los dos, Alfonso y Rafael, hubieran terminado, conforme a la ley y a la sevicia de Virgilio, desmayados en el paredón de los rebeldes. Pero como las respuestas de Efraím soportaron la mentira encubridora, al salir del despacho de Virgilio, no hubo latigazo que esperar ni espalda lacerada que curar. Y aunque ya era tarde noche y afuera lloviznaba con tristeza, Efraím, Alfonso y Rafael, invadidos por una alegría trepidante, corrieron como niños a sumirse en el arte de las letras y cuando ya estuvieron acomodados en el salón de los escribas, unidos por el amor a la Palabra, aunados por el aliento de esos versos, fundidos a la sabiduría de esas frases, atados al significado de la vida al cabo de la vida, siendo tres en uno gracias al sentido infinito que cobraba el texto en ese sitio, se miraron con respeto y, como gladiadores que saben que el público del circo los espera y que de ellos no más uno será el rey de los aplausos, afilaron sus espadas, los pinceles y las plumas, y ejercitaron sus brazos y muñecas trazando ees y eles, aes y eres, porque el árbol de la vida es el misterio y los misterios de la vida solo Dios los puede develar.

martes, 19 de octubre de 2010

el reloj y la arena

Cuando María advirtió el aguacero de cascos, el tamborileo de herrajes que provenía de afuera, se asomó por el mirador de la quinta y tras comprobar que el sonido le pertenecía a la bestia azabache que avanzaba impactando la grava y descascarando la yerba, salió corriendo al jardín a recibir a su esposo. Lorenzo se apeó del caballo ensimismado, indispuesto, pero aún así, cuando supo que Mario se encontraba durmiendo la siesta, aceptó el juego de seducción que le estaba proponiendo su esposa. Entrelazados en una danza de susurros y besos, el cortejo los fue llevando del zaguán a la alcoba nupcial y allí, explorando las cuatro esquinas del lecho, hicieron el amor como dos perros hambrientos. Cuando hubieron alcanzado el cenit, con las ventanas abiertas, retozaron desnudos y se acariciaron palmo a palmo los miembros. Él se concentró en rondar un pezón, y ella en dibujar corazones de acero alrededor del ombligo y su pecho.