la escritura del dios

"Que muera conmigo el misterio que está escrito en los trigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él"

sábado, 21 de marzo de 2009

EL PRE

Hoy es aún tan de mañana Margarita que ni siquiera se ha clareado el día. ¡Mira! ¡Asómate! No hay luz en la ciudad, ¿ves?, y los pocos autos que pasan por aquí, esos que atraviesan la avenida sin destino, avanzan haciendo mucho ruido. ¡Mucho! Pero ven… mejor no te despiertes… que seguro si me ves así como estoy, tú, corriendo en urgencias hacia el baño, estreñida como vives, y yo, medio desnudo, jugando a ocultarme entre la sombra de la noche, me dirás ¡Duérmete ya, ven… duérmete ya! Y entonces yo por ti hare un esfuerzo amable y dormiré, dejaré las canicas para cuando vengan los niños y los sueños para cuando las cigüeñas, es más, por ti, hasta me alejaré de la ventana para siempre y de la tristeza solo por hoy cuando me ronda. ¡Ven! Oye Margarita, oye los pajaritos que cantan mientras yo me hago más viejo oyéndolos. Y mira, ¡qué curioso!, ahora envejezco sin ti, sin ti a mi lado. ¿Extraño no? Pero yo te lo había dicho: “… el amor no detiene el tiempo, no…” Y… ¿Sabes? A ratos pienso que algo que acelera y hace más ágil éste asesino mecanismo, la gota que cae inmóvil en el lavamanos, tiene que ver con la esperanza de haberte perdido, con la costumbre malsana de esperarte despierto espiando a los vecinos, detrás de la mirilla, y a los transeúntes que se pierden con sus pasos oscuros, ebrios, por la calle. Puede ser, puede ser. Aunque también se lo atribuyo ocasionalmente a la angustia que me provoca oír a los pajaritos a través de la bruma citadina y no poder verlos casi nunca. ¡Nunca en las mañanas!

(La frustración (Luego: la libertad), después de entender que es imposible poseer todo aquello que se desea amar, ha quedado enquistada en todas partes Margarita, en todas, en las sabanas, en Borges, en el Milo, en mí, y, por supuesto, también estuvo ya presente en ti.)

¿Sabes?, ahora último he venido a constatar lo que alguna vez te dije y, lo peor, creo que es cierto: “el tiempo nos devora más a prisa cuando se espera a que algo cambie,…, a que alguien aparezca de plano con su figura menuda por la puerta” ¡Claro!, también puede que no tenga nada que ver, nada, y que sea solo una frase bonita y rara. No sé. Igual, lo que sí sé desde hace algunos años Margarita es que ya no vendrás, que no te volveré a ver nunca más Margarita. ¡Mentiras! (¿Por qué mentiré tanto a la hora de escribir?); pues cada noche te veo aparecer más deshecha en mis recuerdos, más rota. Como un fantasma que se borra, que se va.

¿Sabes? No entiendo muy bien por qué te escribo hoy, por qué precisamente hoy cuando ya no te pienso, cuando ya no te oigo en mi silencio. ¡Hoy! Aunque puede ser, digo no, porque no tengo a nadie más a quien escribirle hoy mientras veo triunfar de nuevo el sol de la mañana, a nadie más a quien confiarle un trozo de mi voz mientras persigo el canto de una mirla que no veo, seguro porque se ha ocultado entre la niebla o se la ha tragado el gato del tejado, o quizás, puede ser, porque hoy recordé que es ya muy poco lo que avanzo en la novela que hace tantos años te prometí.
(Sin embargo la frase inicial aún la conservo en mi mente como si fuera el tono musical de una canción que debo componer: “Ese año Bob Sinclar hizo que el corazón de muchos jóvenes explotara de alegría, de tristeza. Ésta una nimiedad que poco importó a quienes estuvieron locos, reunidos en la pista. Pues mientras unos cayeron al piso, desangrados y sin darse cuenta de su estado gracias a las bondades del perico y de las pepas, otros continuaron felices el exceso bailando pasos de MTV y, zapateando sobre ellos, como siempre, con las narices rojas, con los ojos disecados, con las manos estiradas, tan enamorados de las luces y de la esencia del amor que hasta angelicales se vieron los demonios mientras cantaron LOVE GENERATION.”) ¡HP son las 9:30!

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