la escritura del dios

"Que muera conmigo el misterio que está escrito en los trigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él"

miércoles, 1 de abril de 2009

¡Salud!

Ayer me di cuenta que del lado opuesto de la cera viven los muertos. Antes nunca había reparado en el cementerio, en el blanco y gris de los mausoleos, en el guarda que ronda y espanta los gatos. Para qué – pensaba yo – si aun soy un joven muy joven. Sin embargo anoche cuando me detuve tragueado a hablar con el vecino, antes de que la charla terminara en golpes por chismes, lo vi. Fue una mirada casual, nada serio. De lo otro, en cambio, fueron varios totazos, botellas, empellones; fueron tantos insultos que ya son muy pocos los que recuerdo. El caso es que por poco lo mato; el tipo sangraba, me decía: ¡Marica! ¡Desgraciado! ¡No te metas con mi hermana! Y yo, hecho todo un soldado, protegiendo el secreto de Aldo y Susana, yo – que amo el conflicto más que la guerra – lanzando improperios y pata. ¡Plum! ¡Plum! (Como si fuera Batman enfrentando al Guasón). Y hasta cierto punto todo iba muy bien, el vecino controlado, contra las cuerdas, hasta que él, reventado y herido, de un sólo navajazo fue más certero que todos mis golpes. Todos. (Hoy me di cuenta que del lado opuesto de la cera viven y beben los vivos) FIN

2 comentarios:

  1. No tengo nada más que decir...por fin leo una buena microficción de los del taller...
    Un abrazo.

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  2. Buena historia, me gusta la sorpresa del final.

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